1. HISTORIA DE LA DEVOCIÓN.
Uno de los testimonios más antiguos de la devoción mariana en Espinardo lo encontramos recogido en la obra del Padre Villalva y Cócoles, Pensil del Ave María, que en 1730 ya da cuenta de la soberana imagen de Ntra. Sra. de los Ángeles que se venera en la villa de Espinardo. se trataba de una imagen traída en 1594 por D. Luis Fajardo, señor de la localidad y parte del que llegaria a ser marqués de la misma. Según contaba una inscripción de la capilla mayor de la parroquia y un libro del archibo del palacio de los marqueses, la imagen fue rescatada del poder de piratas berberiscos por D. Luis Fajardo en una de sus batallas maritimas. siguiendo la descripción del Padre Villalva y Cócoles se trataba de una talla de unos seis palmos de altura, de bello rostro, con las manos juntas delante del pecho y los ojos elevados al cielo. el culto a esta imagen era sostenido por una cofradía que agrupaba a todos los vecinos de la villa, la cual costeaba los gastos del 15 de agosto, día de su fiesta, en que se celebraba misa y sermón.
El barroco supuso en muchas ocasiones un cambio en las manifestaciones de la piedad popular, viéndose a veces desplazadas antiguas advocaciones en favor de otras que concentran el nuevo gusto y moda. la devoción mariana de la Virgen del Monte Carmelo será una de las que mayor auge experimente a finales del siglo XVII. La presencia de conventos carmelitas (ya calzados, ya descalzos) suponía la extensión de la devoción a la Virgen del Carmen, a quien estaba dedicada la orden. En Murcia se cuentan tres conventos de carmelitas (dos masculinos y uno femenino) a mediados del siglo XVIII, cuyos frailes ejercerian su ministerio en el entorno urbano y en la huerta periférica su influencia y actuación pastoral, y en consecuencia la propagación de sus devociones propias. Hemos de añadir que se trata de una época en la que el culto a las ánimas del purgatorio se potencia enormemente, creándose en muchas parroquias cofradías de las benditas ánimas. Es ésta una devoción en estrecha relación con la de la Virgen del Carmen y el escapulario carmelitano, y al respecto podemos recordar las visiones en las que se promete la salvación eterna o la liberación del purgatorio el primer sábado después de la muerte a quienes vistieran en su vida terrena con el hábito de la virgen (el escapulario). de éste modo, el culto a la Virgen del Carmen se estrecha significativamente y alcanza gran popularidad, en las representaciones artísticas.
Será a lo largo del siglo XIX, con el previo panorama antes descrito, cuando se vaya asentando la devoción a la Virgen del Carmen en Espinardo como principal advocación mariana entre las imagenes del templo parroquial, y considerándose como centro de piedad popular. La parroquia de San Pedro Apóstol de Espinardo y su feligresía participaban de la común devoción a las ánimas benditas que se vivia en todo ambiente religioso, habiendo erigida a principios del siglo XIX una cofradía de ánimas que se mantenía gracias a donativos de fieles. hemos de esperar a 1851 para encontrar la primera noticia de la existencia de una cofradía dedicada a Santa MAría Virgen del Carmen en la parroquia de Espinardo, fecha en la que se da cuenta del estado de ésta el Obispo D. Mariano Barrio en su visita Ad Limina. Es significativo que sea esta advocación la que congregue entorno a sí una reunión de fieles con fines culturales. La piedad popular mariana gira en este siglo XIX hacia la Virgen del Carmen quien centra ahora el fervor devocional. Quizá sea interesante señalar que fue entre los años 1835 y 1837 cuando se produce los decretos de desamortización de los bienes del clero regular y la exclaustración de sus miembros, pasando gran número de frailes ordenados al clero secular y realizando su ministerio en las parroquias; se hace probable de este modo que lleven consigo las devociones propias que habían vivido en sus conventos. Aunque no por las causas políticas antedichas, encontramos que el fraile carmelita secularizado Juan Antonio Puigsegut Peñas, es nombrado en 1822 cura ecónomo de la parroquia de San Pedro, y aunque su mera presencia no sea suficiente para inferir el inicio de la devoción, si puede ser interesante tenerla en cuenta.
Esta devoción va creciendo a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX; se trata de años de fuerte sentimiento religioso y de exaltación de la piedad. De la importanciaque tuvo la Virgen del Carmen para la parroquia de Espinardo da claro testimonio un sello parroquial del siglo XIX , también años previos a la Guerra civil y los posteriores, en los que fué Párroco D. José Guillén, cuya leyenda reza: Parroquia de San Pedro Apóstol y Ntra. Sra. del Carmen. Espinardo.